viernes, 11 de mayo de 2012

La Contra de la Vanguardia ¿escaparate de charlatanes?

Pocas secciones en cualquier periódico hacen tal recopilación de charlatanería como la Contra de La Vanguardia. En los últimos meses han aparecido una investigadora de la conciencia (¿?) que cree que el corazón tiene cerebro, un empresario que vende bombillas LED con argumentos conspiranoicos, un sacerdote maya que predice la llegada del paraíso en los próximos 5.200 años (casi nada, total, cuando pasen, nadie podrá decirle que no había acertado), una terapeuta que sana con la danza, una médium, un psiconeuroinmunólogo (¿a que suena científico?) y así podemos seguir hasta la saciedad. Que conste que también hay entrevistas interesantes, aunque en casi todas se dan ideas tan superficiales que contribuye a crear una imagen distorsionada de la gente y de sus creencias. Pero no quiero hablar de la calidad de las entrevistas: yo no soy periodista, tampoco sabría cómo mejorarlas, el hecho de que a mí no me gusten sólo da una idea de mis gustos personales. De hecho, la Contra gusta, y mucho. De lo que quiero hablar es de la responsabilidad de los medios en la difusión de creencias, y, sobre todo, de creencias peligrosas vestidas de ciencia.

Un ejemplo claro es el del "psiconeuroinmunólogo". El palabrejo en cuestión se supone que se lo da haber cursado un máster en la universidad de Girona, aunque en la página web de dicha universidad no aparece ese máster por ningú lado. La psiconeuroinmunología tiene una base científica: el estrés crónico está relacionado con la aparición de ciertas enfermedades (en este tema, es muy interesante el libro "Por qué las cebras no tienen úlceras. La guía del estrés" de Robert M. Sapolsky), pero más allá de esto, se convierte en una pseudociencia. Como pasa con cualquier cosa que relacione conceptos psicológicos con enfermedad, se ha derivado en un montón de tonterías, como que las enfermedades son desequilibrios de las emociones, o que podemos curarnos con la mente: toma ideas del psicoanálisis, la medicina ayurvédica o la tradicional china.

Dejémoslo claro: si tienes úlceras de estómago o disfunción eréctil provocados directamente por estrés crónico, evidentemente relajarte y tomarte la vida con más calma te ayudará a curarte. Porque estarás tratando la causa del problema. Si tus problemas de salud no los provoca directamente el estrés, la meditación o las técnicas de relajación poco pueden hacer. Por otro lado, aunque todos pensamos que estamos estresadísimos, son necesarios unos niveles muy altos de estrés para provocar estos síntomas.

Ahora que ya hemos dejado claro qué es la psiconeuroinmunología y en qué casos podría tener cierto sentido terapéutico, vamos a la entrevista en sí. Nuestro terapeuta en cuestión cree que la dieta más sana es la paleodieta: la dieta que ingerían nuestros antepasados. Es la máxima expresión de aquello de "cualquier tiempo pasado fue mejor". Vamos por parte porque esto tiene tela:  
Uso la nutrición para sanar. [...]  Ateo, creo en las verdades científicas. 

 No voy a entrar a debatir sobre lo antagónicas que son estas dos frases. Todos los sensores magufos activados.
Pero la grasas nos engordan...
¡Falso! Las grasas de buena calidad... ¡nos adelgazan! El aceite de oliva virgen extra crudo, los frutos secos y el aguacate, grasas del pescado y de la carne de caza... o de animales que hayan correteado por el campo.
Primera alarma de falta de clases de metabolismo básico. Las grasas, por muy buena calidad que tengan, no nos pueden adelgazar en la vida, porque son el tipo de nutriente más energético que podemos ingerir. Por cierto, ¿aceite de oliva virgen extra en la dieta paleolítica?
¿Y la carne de animales estabulados?
Es grasa insana. Si el animal corretea, su grasa se infiltra en la carne ¡y es saludable!
Seguna alarma de falta de clases de metabolismo básico. Confunde composición de las grasas con infiltración en la carne. La carne infiltrada es más sabrosa, nos gusta más (y por eso es una de las cosas que más se miran a la hora de producir jamones), pero eso es independiente de la calidad o de la composición de dicha grasa. Además, un animal que corretea, ¡tiene menos grasa!. Lo que sí tiene son más fibras musculares rojas, mientras que los estabulados no las desarrollan tanto, pero sigue sin tener nada que ver ni con la grasa, ni con su infiltración ni con su capacidad de ser más o menos saludable.
¡Y evite esa carne que suelta agua al freírla... y queda en nada!

Ah, sí, eso me da mucha rabia.
Es de animal estabulado y cargado de antidiuréticos para retener agua y ganar peso.
Esto es directamente una acusación muy grave. Darle cualquier tipo de sustancia al ganado para que retenga agua se considera un delito contra la salud pública y un fraude al consumidor, y está penado por ley, al menos aquí en Europa (en EEUU se permite). Las organizaciones de productores deberían ponerle una denuncia a este señor por lo que acaba de decir, a ver si puede demostrar que lo que dice es cierto, Contador no pudo.
Mucho: nuestro genoma necesita miles de años para adaptarse a cambios del entorno. Por eso padecemos intolerancias alimentarias: ¡en 200 generaciones no hemos tenido tiempo para adaptarnos a lo que comemos!
Pues sí que somos torpes. Los perros lo han conseguido en mucho menos tiempo, han pasado de un metabolismo puramente carnívoro a poder obtener energía de los hidratos de carbono debido a la domesticación (aprendieron a comer lo que comemos nosotros). Los gatos no han podido, tan sólo llevan con nosotros desde el antiguo egipto. Los humanos somos los únicos animales que conservamos la lactasa en la edad adulta, la enzima que nos permite digerir la lactosa de la leche, el resto de las especies la pierden a la edad del destete, y son aquellas personas que no son capaces de continuar produciéndola las que tienen intolerancia a la lactosa. El hecho de que la mayor parte de la humanidad sea capaz de mantener su capacidad de producir lactasa es el ejemplo más claro de que sí hemos tenido tiempo de adaptarnos a lo que comemos.
Pan, pasta... ¡Es lo que como cada día!
Metabolizar eso nos desgasta y causa intolerancias, cefaleas, malestares, inflamaciones, acné, obesidad, diabetes, patologías...
Tercera alarma de falta de clases de metabolismo básico. La base del metabolismo humano son los hidratos de carbono, que es precisamente lo que encontramos en los cereales (pan, pasta, arroz, trigo, cebada...). Sólo cuando no tenemos hidratos de carbono disponibles, nuestro cuerpo toma la energía de la grasa y de la proteína, en ese orden. Si ofrecemos a nuestro cuerpo los tres nutrientes, el que primero escogerá para metabolizar serán los hidratos de carbono, y es precisamente el metabolismo de grasas y proteínas lo que desgasta mucho el cuerpo, sobre todo con las proteínas, ya que tiene que deshacerse de todo el nitrógeno que produce, y que es altamente tóxico. Por eso dietas hiperproteícas, como la Dukan, pueden ser muy peligrosas para la salud.
Ni nada de ir comiendo varias veces al día.

¿Ah, no? ¿No dicen que es saludable?
Comer un poquito cada pocas horas... fatiga el intestino. ¡Déjalo reposar! El hombre paleolítico pasaba largas horas sin comer nada..., buscando comida. La sed y el hambre nos modelaron. ¡Come con hambre! Será un placer... y sentará bien a tu intestino.
¿Fatiga el intestino? Según este hombre, hay que hacer una sola comida diaria. Eso sí que fatiga al páncreas, que tiene que hacer un pico enorme de insulina para que el cuerpo aproveche el alimento. De ahí a la diabetes, sólo es cuestión de tiempo (pero claro, según él la diabetes la provoca comer pan o pasta...).
¡La mejor medicina es comer como tus ancestros paleolíticos!
Teniendo en cuenta que la esperanza de vida de nuestros ancestros  paleolíticos era de unos 20 años, no creo que esto se pueda afirmar con tanta ligereza.

Espero que al menos haya pagado por la publicidad que han hecho de su libro. Sinceramente, no me parece de recibo que en un medio con la difusión de la Vanguardia sirva para expandir ideas tan peligrosas en cuanto a la salud, sin ningún tipo de rigor. Se mire por donde se mire, la paleodieta no es una buena idea.

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